La
aventura y la sorpresa están servidas desde el inicio, en Gérgal,
hasta el final, en Senés, tras atravesar un paisaje de montaña al
borde mismo de la aridez, entre barrancos impregnados de olor de las
plantas aromáticas y divisando aldeas de casas de pizarra y pueblos
blancos, de singular urbanismo y recuerdos árabes. La sorpresa está
en las huertas, con variedad de frutales y sobre todo en las gentes,
amables y sencillas, siempre dispuestas a ayudar y servir de guía
al forastero. Y en la gastronomía que pone imaginación sobre los productos
naturales de la tierra. Migas al ajo blanco, gachas, remojón, conejo
al ajillo, perdiz con gurullos, en escabeche. Hay que probar los almendrados
y turrones. Hay aventura en la ruta señalada y en la alternativa de
cruzar la sierra por los caminos forestales. El bosque mediterráneo
trata de recuperarse en una zona que está a las puertas del desierto
y cuyos campos han sido, en muchos casos, abandonados. Restos de otra
época nos acercan a multitud de culturas. Desde yacimientos del Argar
a restos de acueductos romanos, de alcazabas árabes, arquitectura
popular y de ejemplos de futuro: la Plataforma Solar de Tabernas,
el Observatorio Astronómico de Calar alto. GÉRGAL: Frontera entre
el desierto y el bosque, está enclavado en la solana de la Sierra
de los Filabres.
En su término está el Observatorio de Calar Alto. Iglesia y castillo
del S. XVI, restos arqueológicos del Argar.
OLULA DE CASTRO: Microhábitat humano en el que se siente la
llamada del pasado. Pueblo blanco de supervivencia y de economía familiar
de subsistencia. Iglesia parroquial de San Sebastián. Yacimientos
arqueológicos, restos de Arte Rupestre en el Huerto del Moro.
CASTRO DE LOS FILABRES De Olula a Castro hay que volver atrás
y bajar a Tabernas. Arquitectura popular de materiales humildes: lajas
de pizarra
perfectamente encajadas. Restos de alcazaba árabe.
VELEFIQUE: Pueblo blanco de barrios característicos, restos
de la alcazaba árabe construida aprovechando la defensa de materiales
del cerro, Torre-Vigía, Iglesia de Sta. María.
ULEILA DEL CAMPO: Casas blancas, cubiertas de tejas, parece
castellana. Paso para Monteagud y la Ermita de la Virgen de la Cabeza.
Cueva de la Mora (Neolítico), Iglesia parroquial.
CÓDBAR: Pueblo blanco de calles casi paralelas, que forman
un recortado abanico. Sus vegas se riegan con el agua de cinco fuentes
que manan del cerro marmóreo de Los Calares. La Herrería (resto de
Alcazaba árabe).
ALBANCHEZ: perfil alargado rodeado de lomas suaves cubiertas,
de modo uniforme, por extensos albaidares. Huertas de naranjos y perales.
Acueducto romano. Ermita de San Roque, s. XII.
LÍJAR: Típico pueblo de los Filabres, con su arquitectura popular
y el dominio del medio. Huertas y canteras cercanas. Yacimientos arqueológicos,
El Castillico, El Palomar, Piedras de la Serradura y Cueva del Moro.
CHERCOS: Pequeño, de calles en cuesta, irregulares y estrechas. Su mejor monumento:
"Chercos el viejo" y un castillo árabe.
ALCUDIA DE MONTEAGUD: Casas blancas y tejados rojos adivinan
un nuevo cambio de paisaje. Yacimientos arqueológicos. Ruinas de Medalá,
s. XII-XV (nazarí). Iglesia parroquial del Rosario, s.VI-VII. TAHAL:
En el centro de un valle de montaña al que llegan numerosos barrancos.
Antigua capital berebere. Castillo árabe perfectamente conservado.
Punto de partida de excursiones. Yacimientos arqueológicos, Cultura
del Argar, Neolítico y de la Edad de Bronce.
SENÉS: Escudado entre cerros, mira al sur y al poniente. Calles
llenas de tipismo. Restos de alcazaba árabe.
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