Vera
a lo largo de la Historia ha recibido numerosos asentamientos de comunidades
humanas. Así, podemos encontrar vestigios materiales de hace unos
60.000 años, durante el período Musteriense del Paleolítico Medio.
El paso a la economía productora agrícola y ganadera del Neolítico,
hace unos 6.000 años, aparece asociado al uso de la cerámica y a la
formación de poblados sedentarios de cabañas de planta oval construídas
con ramaje o cañas y barro.
A destacar la cultura de los metales, pasando por la Edad del Bronce,
con culturas tan conocidas, como Los Millares y El Argar, que comenzaron
a explotar los ricos minerales metalíferos de la región.
Esta tierra fue visitada por fenicios, griegos y cartagineses.La ciudad
de Baria, cerca de Villaricos, fue creada hacia el s. VI a. de C.,
por los cartagineses, que continuaron con las ricas explotaciones
mineras.
Los invasores romanos, establecidos a partir del siglo III antes de
Cristo, dominaron la zona hasta la llegada tardía de los visigodos
(siglo VII). Su legado se puede apreciar en las poblaciones del paraje
del Roceipón, cerca de la ermita de la Virgen de Las Huertas.
En la Edad Media, nace la Vera musulmana que dejó en el territorio
fortificaciones y edificios utilitarios y piadosos que rememoran un
pasado de piraterías y peligros. Vera se asentó sobre una elevación
(cerro del Espíritu Santo) y fue ciudad fronteriza entre el reino
nazarí de Granada y el reino cristiano de Lorca. En la primavera de
1488 fue tomada por Fernando el Católico. El ejército cristiano se
asienta en la inmediaciones de Vera (en El Real) y allí acude toda
la jerarquía musulmana de los pueblos de alrededor a prestar juramento.
Se expulsa extramuros a la población musulmana que es reemplazada
por cristianos de armas. Todo esto produjo un gran cambio en el tejido
sociológico que llevó a hacer de Vera una ciudad vinculada a la Corona
y con fueros y privilegios propios.
A
raíz del violento terremoto que, el 9 de Noviembre de 1518, destruyó
la totalidad de la ciudad, sus murallas, su castillo y sus doscientas
casas, se inicia una nueva etapa. La ciudad vuelve a nacer en el llano
por orden del emperador Carlos I, cerrada con muros guarnecidos por
torres con almenas y troneras, comunicadas con el exterior por dos
puertas y que podía albergar alrededor de seiscientos habitantes.
Se edifica con traza renacentista rectangular, limitada por muralla
y planta hipodámica, que perdura en parte. En la Plaza se situó el
Templo Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación, concebido con
el resto de la ciudad como una fortaleza con planta rectangular y
torres en las esquinas que servirá para la defensa de los vecinos.
Vera era una ciudad de composición cristiana y rodeada de una mayoría
morisca. El ambiente social cada vez era más denso debido al no cumplimiento,
por parte de los cristianos, de los acuerdos alcanzados con la población
musulmana en el momento de la conquista. Veían, como a lo largo del
siglo iban disminuyendo sus derechos culturales, civiles y religiosos.
A esto se unía, las acciones de piratería de los berberiscos.
En 1568, se produjo la sublevación de las Alpujarras que se extendió
por todo el reino de Granada. Vera fue asediada en septiembre de 1569
por las tropas de Aben Humeya, que consideraba crucial este asentamiento
para la recepción de refuerzos procedentes de la costa argelina. El
apoyo que recibió la ciudad por parte de las guarniciones de Lorca
hizo que la sublevación fuera un fracaso, unido esto al fracaso general
de la sublevación, se expulsó a los moros del reino de Granada y del
resto de territorios españoles, en 1610. Todo esto llevó a que poblaciones
enteras quedaran abandonadas y con una situación económica y cultural
en claro retroceso. Esta situación fue recuperándose en el sigo XVIII,
y en el siglo XIX, con el impulso que creo la minería al descubrirse
un filón de plomo argentífero en sierra Almagrera, la manufacturación
del esparto y un importante desarrollo agrícola de esta zona, siendo
esta zona donde primero se introdujeron los cultivos de naranjos.
Esta
riqueza generó una importante transformación en el pueblo. Se construyó
el Ayuntamiento, la Plaza de Toros, el Asilo de Ancianos, etc., hasta
que la crisis minera acabó con el creciente desarrollo económico de
la zona.
En esta época Vera dio uno de los mas importantes dirigentes progresistas
de su historia, el empresario de la minería don Ramón Orozco -1806-1881-,
diputado a Cortes en siete ocasiones y presidente de la Junta Revolucionaria
de Almería en 1868.
Esta crisis esta siendo superada en los últimos años, por el desarrollo
turístico de la zona, ante el gran atractivo de sus tierras y playas
y el agradable clima que tiene la comarca todo el año.
Vera está promocionando su turismo, ofreciendo una más contrastada
calidad en los servicios y orientada a un público selecto.
El primer tramo de la costa veratense, El Playazo, es uno de los más
famosos de España por albergar el único hotel naturista de nuestro
país, contiguo a un camping y a una zona de apartamentos naturistas
y sobre una playa naturista, que atrae a seguidores de este tipo de
vida de toda Europa. Más hacia el sur, está la playa de Puerto Rey,
que ocupa la mitad del litoral del municipio, que atrae año tras año
a destacados personajes de la vida pública española. Puerto Rey, es
uno de los núcleos costeros más desarrollados de la provincia, y ha
servido de apertura a otros núcleos como Pueblo Laguna o Las Marinas,
sobre la playa del mismo nombre.
Se está desarrollando la nueva Vera, que vuelve a ubicarse en el mar,
casi donde la primitiva Baria, aunque esta vez sin abandonar la Vera
del interior.